01 marzo, 2012

Viajes

No quiero subirme de nuevo a tu tren. Prefiero esperar sentada en la estación. Si subo, sé que no podré bajar; ni de la palanca jalar. Es un tren sin frenos y sin velocidad. No hay horarios ni destinos previstos de arribar. Aunque mi boleto espere en mi cartera, no sé si lo podré algún día usar. Se escucha el tren llegar, pero tengo mucho con qué lidiar. Prefiero arriesgarme antes que abandonar. Camino a la puerta esperando mi entrar, dejando ya la estación rozar.

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