Me lastima el corazón aunque no tenga la razón, ni siquiera
la ilusión de ser tu bendición. Me lastima
lo que tu mirada reflejaba, y también la esperanza por la que no te olvidaba.
Me lastiman tus palabras, que antes deleitaba, ahora son marginadas a lo lejos
de mi comprensión. Hoy reviso la chequera de una cuenta saldada. Pongo en la
balanza las cosas buenas y malas. Deduzco que en tu mundo no pertenezco, ni
siquiera en uno parentesco.
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